Desprenderse

Mi madre era de las que acumulaba, y yo algo heredé, hasta que un día dije basta y comencé a tirar, me sentí liviana, como si me hubiera quitado un peso de encima. La gente suele acumular de todo, y llega un momento en que no hay espacio. Yo ahora estoy de nuevo en fase de tirar, literalmente tirar, tenía una vajilla de 60 piezas, cuando me mudé me vine con la mitad, y ahora he regalado unos veintitantos platos, y me he quedado con lo justo.No quiero en mi vida nada que me suponga un estorbo. He regalado del orden de unos 50 libros, no libros viejos de esos que nadie quiere, libros buenos de 3/8 años de antigüedad, algunos han ido a la biblioteca y otros al hospital de San Juan, aquí en San Juan hay un mostrador  en el hospital, donde la gente deja libros y otros lo recogen. Una idea fabulosa, las largas horas en le hospital de familiares y enfermos las hacen a veces insoportables. El hospital tiene una biblioteca con unos cuantos clásicos que no siempre es lo que la gente desea leer. Hay que desprenderse de aquello que ya no nos sirve porque a otros les puede venir bien, incluso necesario. Yo llevé un edredón a un centro de RETO que hay al lado de mi casa, y nada mas entregarlo, la señora me dijo :¡ Ay! hace un rato llegó alguien preguntando por un edredón.

                                     Lo que das en definitiva vuelve.